A lo largo de Inglaterra encontramos cientos de castillos que dan cuenta de la época medieval y sus historias, donde hubo cientos de batallas, personajes y combates que quedan en la memoria de los ciudadanos y los libros de historia.
En el bosque de Rockingham, a poco menos de un kilómetro de la localidad de Corby en Northampshire encontramos la antigua residencia real y coto de casa que hoy lleva por nombre ‘Rockingham’ un castillo con cientos de años cuya área ya había sido utilizada en tiempos de los romanos y sajones.
Construido estratégicamente en lo alto de una colina, permite ver varios kilómetros alrededor y desde sus puestos de vigilancia los soldados mantenían al tanto a sus señores sobre la inminencia de un ataque.
El castillo fue construido por orden de Guillermo el Conquistador, aunque la estructura principal era de madera y pronto fue reemplazada, por orden de su hijo Guillermo II, por un castillo de piedra que la realeza siempre utilizó para venir a cazar ya que los bosques de Rockingham son famosos por sus osos y venados.
La última vez que el castillo fue utilizado por la familia real fue en el siglo XIV, cuando lo visitó Eduardo III. Luego quedo abandonado y estuvo sin cuidados por casi un siglo hasta que lo compró Edward Watson y lo transformó en una casa de estilo Tudor, rodeada por hermosos jardines y aprovechando al máximo los espacios verdes.
Hoy en día sigue en manos de la familia Watson y se utiliza como salón de fiestas y eventos especiales, pese a todo existen zonas cerradas ya que sigue siendo la residencia privada de los Watson.
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